Del mismo modo que no dejamos a nuestro hijo un tratado de economía para que pase el rato, tampoco tiene sentido que lo dejemos delante de la tele sin controlar lo que está viendo. Muchas veces se piensa que como son dibujos ya es contenido apropiado, pero si nos paramos a contemplar el programa puede que descubramos que ese no es el mensaje que queremos para nuestro hijo.
Lo primero que debemos enseñarle es que la tele es un electrodoméstico más, si se convierte en el centro de atención durante las comidas y si verla es más importante que jugar con nuestros hijos o escuchar lo que dicen, los niños acabarán contemplándola como a uno más de la familia, haciendo caso de lo que transmite, aunque esto implique mensajes publicitarios que incitan al consumo, comportamientos violentos o determinados roles sociales.