Desde que se desarrolla en el vientre de su madre el bebé es receptivo a los estímulos que provienen del exterior, especialmente los que le llegan por el canal auditivo. De la misma forma que son capaces de reconocer la voz de su madre, sienten preferencia por los sonidos armoniosos, o lo que es lo mismo, la música.
De esta forma los niños son capaces de iniciarse en la música desde antes de nacer.
Son muchos los estudios que demuestran como niños que han escuchado un estilo de música durante el embarazo lo reconocen y lo asocian con la paz y tranquilidad que sentían en el interior de su madre, resultándoles así algo agradable y con un gran efecto calmante.