Sobre todo en verano, los padres se encuentran con el problema de que sus hijos quieren justo después de comer lanzarse de nuevo al agua a disfrutar. Pero aunque los pequeños no suelen entenderlo y muestran su desagrado, es importante que esperen un tiempo para hacer la digestión.
Aun así, y a pesar de las explicaciones, los niños suelen enfadarse o disgustarse porque no entienden que, con el calor que hace, sus padres se opongan a que se den un buen chapuzón.
El corte de digestión sí que existe: no es una leyenda urbana que nuestros padres nos contaron
Así, y aunque siempre se hable de corte de digestión, realmente lo que puede producirse es el llamado síncope de hidrocución, que ocurre por un reflejo extremo en el momento de la inmersión, es decir, cuando se da una alteración muy brusca de los reflejos en el momento en el que el cuerpo entra en contacto con el agua.
Puede provocar consecuencias como la pérdida de conocimiento e incluso una parada cardiaca. Y es que el organismo ante este cambio de temperatura reacciona disminuyendo la frecuencia cardiaca y se produce una contracción de los vasos más superficiales de la piel, sobre todo, con el objetivo de que llegue a la masa cerebral un aporte preferencial de sangre y por consiguiente de oxígeno.
Cuando hablamos de este fenómeno nos referimos a verano, ya que durante estos meses, el cuerpo tiene una temperatura más elevada. Así, el contraste al entrar en contacto con el agua fría, ya sea, del mar o la piscina, y sobre todo, en los casos en que se haya ingerido una comida copiosa, se producirá este síncope. Y, sin duda, aunque puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, son los niños los que pueden verse más afectados por ese trastorno, ya que están en continuo movimiento, mientras juegan, corren… por lo que su temperatura corporal suele ser elevada y, por consiguiente, más brusco el contraste.
De este modo, aunque las consecuencias pueden ser muy graves, como se indicó anteriormente, en ocasiones los síntomas que presente el pequeño pueden ayudar a los padres a evitar que se lleguen a producir. De este modo, si se muestra mareado, vomita, tiene calambres, escalofríos, náuseas o sudor, será muy importante que se le saque inmediatamente del agua.