Que el niño mienta es algo que no gusta y suele preocupar a los padres, que niegue haber roto el jarrón o acerca de si ha merendado, hace que los adultos se pregunten porqué no dice la verdad, sobre todo si en casa hay un clima de sinceridad. Pero lo que hay que entender es que la mentira es algo normal dentro del desarrollo psicológico y emocional de los niños y como tal va a pasar por diversas etapas, que habrá que saber gestionar.
Desde el momento en que el niño empieza a distinguir entre si y no, verdadero y falso comienzan las mentiras, pero no porque sí.
Aproximadamente hasta los cuatro años el niño solo busca agradar a sus padres y ya es capaz de darse cuenta de lo que les gusta y lo que no, por tanto mentirá para buscar su aprobación. Sí que se lo ha comido todo o no ha tirado los juguetes al suelo o simplemente no cuenta aquello que puede desagradar a sus padres. En estos casos debemos hacerle comprender que nosotros vamos a seguir queriéndolos igual pero que debe decir la verdad.