Es curioso observar como cualquier persona de edad avanzada guarda una fotografía del día de su primera comunión, y es que antiguamente, éste era un sacramento de gran relevancia para los católicos, algo que con el paso de los años se ha ido desvirtuando. A pesar de que nuestros hijos reciben durante un tiempo clases de catequesis, en casa , las conversaciones sobre la comunión, muchas veces se centran en temas sociales como donde realizar el banquete, la vestimenta o los regalitos y pocas veces se aborda el verdadero significado del acto para el que tanto tiempo y dinero se está invirtiendo.
En muchas ocasiones se ha perdido de vista el verdadero significado de los actos que antiguamente tenían sólo significado religioso, tales como una boda, la graduación o la primera comunión.
Una mezcla de tradición y de no desear ser diferente al resto, es lo que nos empuja a involucrar a nuestros hijos en sacramentos religiosos por inercia y sin verdadera conciencia.
Del mismo modo que la comunión, los bautizos y las bodas han dejado hoy en día de ser meramente actos religiosos para convertirse en actos tradicionales cada vez más alejados de la religión. Así pues podemos decir que hoy en día lo que prima es la fiesta social y no religiosa o espiritual.
¿Cuál es el verdadero significado de la primera comunión?
Desde el punto de vista religioso, pues es su origen, se basa en la última cena de Jesucristo con los apóstoles. La primera comunión es un acto sacramental de la iglesia católica, por el que un menor de edad recibe la comunión (ostia sagrada) por primera vez. Dentro de su dogma, ésta religión considera este ritual como la primera experiencia de revelación espiritual que vive un católico, por lo que inicia la relación consciente entre él y Jesucristo.
A partir de que el niño recibe la primera comunión, condiciona unos compromisos futuros, como el seguir participando del sacramento de la comunión y la penitencia siempre que le sea posible, así como se espera que sus actos estén en concordancia con la fe católica.
Los niños que van a hacer la primera comunión suelen tener entre 7 y 12 años, aunque la religión católica acepta que se celebre el rito a cualquier edad. Suele celebrarse con una liturgia oficiada por un sacerdote y normalmente se realiza de forma colectiva, es por ello, que el niño es consciente de que la gran mayoría de sus amigos y compañeros van a celebrarla.