La siesta es ese momento, normalmente del medio día, en el que se descansa y se recuperan fuerzas para afrontar lo que queda de la jornada. Los bebés recién nacidos suelen dormir muchas horas por lo que hablaríamos de varias siestas, pero desde el momento que empiezan a adquirir todas las etapas de sueño y a dormir más horas por la noche, distinguiéndola del día, sí que se identifican periodos de siesta que es necesario consolidar en su rutina diaria.
Si en los adultos la siesta ayuda a ser más productivos y mejorar el rendimiento, además de mejorar el buen humor y la capacidad de retención, todo ello gracias a haber descansado de forma adecuada, cuánto más necesaria no será en los niños, que durante sus horas de vigilia gastan gran cantidad de energía.