Todos nos hemos despertado a media noche, asustados, inquietos y desconcertados tras haber tenido una pesadilla. La temática puede ser diferente pero la sensación de angustia al salir del sueño es común a todas las pesadillas.
Mientras dormimos pasamos por diferentes fases con distintos niveles de profundidad en el sueño, una de ellas se llama fase REM y es en la que solemos soñar.
La pesadilla es un trastorno del sueño denominado parasomnia, en la fase REM tenemos un sueño que nos genera miedo o ansiedad que puede llevar a despertarnos.
Son más frecuentes en la segunda mitad de la noche, mientras el cuerpo está inmóvil y se presentan movimientos oculares rápidos.
Tener pesadillas es normal salvo si afectan a la vida real del niño
Se describe normal su presentación en las personas, a menos que empiecen a suponer un deterioro en la vida social, familiar o de trabajo. En la infancia se presentan con mucha frecuencia, en algunas ocasiones al niño le cuesta dormirse de nuevo y comienza a acumular cansancio. También puede presentar irritabilidad y miedo a dormir solo.
Las pesadillas suelen darse en periodos en los que al niño le preocupa algo. Durante el sueño, la memoria continúa trabajando, extrayendo recuerdos y mezclándolos con las emociones más profundas.
Los expertos afirman que el sueño es la continuación de las vivencias y emociones que experimentamos. Involuntariamente recreamos aquello que está en nuestro subconsciente ya sea porque nos afecta mucho o porque simplemente ha pasado por nuestra vida.
En los niños, se cree que las pesadillas son la forma en la que gestionan emociones que todavía por su escasa madurez no son capaces de controlar. Podría decirse que son un aprendizaje para el niño.