Hoy en día vivimos en una sociedad cuyos tiempos están muy controlados, donde el ritmo es acelerado y no hay tiempo para tomarse a veces ni un respiro. Horarios muy largos, muchas responsabilidades, rutinas que finalmente hacen que el estrés sea protagonista de la vida de muchas personas y no sólo de los adultos, ya que los niños también sufren de este estrés.
Y es que aunque a muchos les resulte extraño pensar que los niños puedan sentirse agobiados o estresados, hay numerosas situaciones que pueden hacer que los pequeños se sientan así.
Por ello, es muy importante que los padres se hagan la pregunta de sí sus hijos pueden sufrir este problema y comprobar si tienen algunos de los síntomas más comunes.
Síntomas del estrés infantil
Hay pequeños que se quejan de que les duele la cabeza o la barriguita, que tienen náuseas o en otros casos parecen más irritables o susceptibles, así como reservados de lo habitual. En otros casos también pueden observarse cambios en sus rutinas de sueño o de alimentación, es decir, que se muestren sin apetito o que por las noches les cueste conciliar el sueño o que incluso se despierten muy a menudo.
Y es que, aunque la vida de un niño parezca ideal, en muchos casos hay situaciones que pueden llegar a preocuparles o inquietarles. Por ejemplo si sus padres están divorciándose, si ha cambiado de colegio, en aquellos casos en los que se sienta acosado en la escuela, incluso por la llegada de un nuevo hermanito o si se enteran de alguna noticia triste, puede que finalmente el niño se sienta angustiado. Además el hecho de que hoy en día tengan rutinas tan completas, en las que además de ir al colegio, vayan a actividades extraescolares de diferente tipo o incluso tengan clases particulares puede hacer que lleguen un momento en el que se sientan desbordados.