“Los autistas viven en su mundo”. Esta una frase muy común y popularmente utilizada para describir a las personas con trastorno de autismo, sin embargo, no sólo es incorrecta, sino que además coloca una etiqueta que nada favorecerá al niño en su integración social. Los niños con autismo viven en nuestro mundo y se relacionan con los demás, con sus dificultades, intentando superarse día a día.
¿Qué es el trastorno de autismo?
Es el más común dentro de los trastornos del desarrollo, aquellos que presentan alteraciones a nivel de lenguaje, comunicación e interacción social.
Sus síntomas cardinales son: alteración en la sociabilidad, alteración en la comunicación verbal y no verbal e intereses restringidos.
Hoy por hoy, el autismo no tiene cura, sin embargo el diagnóstico precoz es fundamental para poder trabajar en todas las áreas afectadas de su desarrollo y conseguir que la persona pueda relacionarse mejor con el mundo. Dado que existe un amplio espectro dentro de este trastorno, encontramos gran variabilidad de afectaciones que van desde leves a severas en las diferentes áreas. Por ello, en algunos casos, se requiere mucho tiempo de valoración para poder identificarlo.
Normalmente, los niños con autismo, se observan abstraídos, pueden no responder al juego de la madre ni del padre o mostrar conductas de juego más individualizadas, también pueden mostrarse un poco insensibles, ya que les cuesta identificar emociones en el otro y en sí mismo. No obstante, no siempre es así, ya que las afectaciones varían de un niño a otro.