Hace unos años, los padres eran vistos con respeto por sus hijos, quizás demasiado en muchas ocasiones. En cambio, en la actualidad la mayoría de progenitores se quejan de que sus pequeños se portan mal, y de que no consiguen que les hagan caso, con lo que se hace muy difícil la convivencia diaria.
Lo peor de todo es que estos casos no son aislados.
La verdad es que una situación tan generalizada, que hace pensar que las padres que no la sufren se pueden considerar como verdaderos privilegiados.