A la hora de tomarse la leche, ponerse los zapatos, enjabonarse, comer… Llega un momento en el que los padres escuchan esta frase de boca de sus hijos. Esto suele suceder a partir de los dos años de edad e indica que nuestro hijo ha dejado de ser un bebé y va camino de convertirse en un niño y como tal desea hacer las cosas por si mismo demostrando a todo el mundo de lo que es capaz.
Hablaríamos por tanto de una reacción lógica en la que el niño solo busca reafirmar su autonomía.
El problema es que los niños pueden llegar a ser muy vehementes en sus demandas con lo que entra en juego esa actitud rebelde, síntoma de la necesidad de distanciarse un tanto de sus padres, buscando su propia identidad.