Morderse las uñas es un hábito mucho más común de lo que pensamos en los niños, de hecho se da en el 30% de los niños, y hasta en el 45% de los casos si hablamos de adolescentes, también son muchos los adultos que no lo superan y siguen con esta mala costumbre.
La conducta suele aparecer a partir de los tres años, cuando el niño ya cuenta con la coordinación motriz para llevar a cabo la acción sin hacerse daño.
Es un respuesta nerviosa del organismo, se da en situaciones de estrés, ansiedad, miedo… en general ante aquellas cosas que resulten incómodas para el niño y ante las que esté nervioso o intranquilo. A veces surge solo por puro aburrimiento.