¿Será posible que mi hijo organice su habitación?

Esta es una pregunta recurrente para muchas madres y padres. Cuando llegan a cierta edad los padres esperan que sus hijos empiecen a ser más autónomos, no dependan tanto de los cuidados paternos y sean responsables, por ejemplo, de su cuarto. Pero para que esto sea así antes se ha tenido que ir trabajando sobre unas pautas y formas de actuar.

No es realista esperar que el niño al que se le ha hecho todo desde el principio, al llegar a los 9 años empiece mágicamente a encargarse de todo.


Hay que empezar a introducir rutinas cuánto antes


Por tanto, si el objetivo es que el niño mantenga su habitación ordenada habrá que enseñarle desde que es pequeño a que lo haga. Esto puede ser tan sencillo como una vez ha terminado de jugar ayudarle a guardar sus juguetes y se puede empezar desde que tiene 1 o 2 años. Para ello es bueno que el niño tenga a su alcance recipientes adecuados que le permitan tener cada cosa en su sitio. Puede haber un baúl o varias cajas para cada tipo de juego. La actividad se plantea como un juego más, incluso para estas edades podemos tener una canción como hacen en las guarderías, el acto de guardar y recoger no debe verse tampoco como una obligación si no como algo normal dentro del momento de jugar.

Estas pautas se deben mantener según va creciendo, además de ir añadiendo otras nuevas. Cuando el niño cumple 3 o 4 años es muy capaz de emprender nuevas tareas. Es buen momento para introducir el cuidado con las prendas de ropa. Están aprendiendo a vestirse y les podemos enseñar donde colocar la ropa sucia o los zapatos para que no los dejen tirados por ahí. También nos pueden ayudar a la hora de colocar la ropa en los armarios y cajones. Como son sus prendas ellos se sentirán responsables y orgullosos de saber colocarlas. También se debe mantener la rutina de ordenar tras la hora del juego.


Las estrategias que funcionan con los más pequeños luego no funcionan cuando crecen


Según van creciendo ya no será sencillo convencerles de que recoger es divertido, pero si lo tienen bien asumido no les costará tanto, además la condición de recoger se les puede imponer antes de continuar con el resto de rutinas, por ejemplo ver la tele o ir al parque. Esta forma de actuar se debe plantear siempre sin gritos ni como un castigo, tranquilamente se les dice que no será posible hacer otra cosa hasta que su habitación esté recogida.

Si se mantienen estas pautas cuando lleguen a los 8 o 10 años estarán acostumbrados a recoger sus juguetes o no dejar ropa tirada. Pero si esto no así no pasa nada, los niños aprenden rápido y se pueden utilizar diversas estrategias para conseguirlo. Si no está acostumbrado será necesario que las primeras veces les ayudemos, es importante también motivarlos haciéndoles ver las ventajas de un espacio ordenado, como aliciente podemos proponerles elegir la decoración de las paredes, por ejemplo colocando algún poster, o tener la libertad de organizar sus cosas a su manera.