La respuesta más clara es sí, los padres tienen un papel vital en el desarrollo de la autoestima de sus hijos, para bien y para mal. La autoestima es la imagen que uno tiene de si mismo, pero esa visión no se fabrica de la nada. Desde que nacemos nos hablan, nos miran y nos tratan de una manera determinada.
Nos hacen sentirnos queridos o ignorados, incluso no deseados. Esas proyecciones no dejan indiferente a nadie y menos a un bebé. Si nadie le besa, le abraza, le dice que le quiere y que es válido y hermoso, crecerá sin saber qué es eso y cuando comience a reconocerse como un ser independiente no sabrá valorarse a si mismo ya que nadie lo ha valorado antes.