En ocasiones los padres tienen miedo o les surgen dudas cuando ven a su hijo jugando y hablando sólo, cuando inventa personajes o dice tener amigos que son imaginarios… Sin embargo, la imaginación y la fantasía de los pequeños no debe alarmar a sus padres, ya que, es algo de lo más natural.
Así, los pequeños utilizan su imaginación para entender lo que les rodea, el mundo que está a su alrededor y que muchas veces no comprenden.
Por ello, recurren a su creatividad e ingenio para darle sentido a todas esas normas, límites y reglas que aún, por ser pequeños, no alcanzan a entender.
El imaginar y fantasear es muy importante para un niño
Pero en vez de ser un problema, es una forma de desarrollar su personalidad y, en ocasiones, de exteriorizar sus emociones, sentimientos o dificultades. De este modo, a veces, les puede servir para captar la atención de sus padres o para llegar a asumir aquello que no les gusta sobre la realidad. Para ello, acaban mezclándolo con un poco de magia o sueño.
De este modo, en muchas ocasiones los padres piensan que es fruto de ver ciertas series animadas en la televisión o de leer libros de ficción o aventuras, e incluso cuando van siendo un poco más mayores de jugar a videojuegos. Sin embargo, estas formas de entretenimiento no son negativas para el pequeño, ya que, a pesar de que juegue e invente una realidad paralela, lo hará para divertirse sin más. Sólo habrá que preocuparse cuando el pequeño deje de ser consciente de lo que es fantasía y realidad o cuando prefiera estar sólo dentro de esta realidad de fantasía a relacionarse con otros niños. En dichos casos habrá que acudir a un especialista.
De hecho, con frecuencia, en torno a los dos o tres años, hay niños que afirman tener un amigo imaginario. Sin duda, es el caso más común y los padres suelen preocuparse porque no alcanzan a entender si se trata tan sólo de un juego pasajero o si realmente es un problema y su hijo está confundido.
Sin embargo, como antes se dijo, este tipo de comportamientos le sirven al pequeño para expresar sus sentimientos o demostrar que tienen un problema. Por ello, a menudo sucede cuando el niño está en un proceso de cambio, por ejemplo, por el abandono del pañal o por la llegada de un hermanito.