Para la mayoría de padres, que viven en su día a día como su hijo no para quieto, el hecho de que los niños puedan practicar yoga les parece algo casi imposible. Pero la verdad es que, con un poco de trabajo conjunto, esta disciplina puede convertirse en algo muy beneficioso para los pequeños.
A partir de los 4 años se considera que un niño está preparado para practicar yoga, debido a que a esta edad ya ha adquirido la capacidad de controlar los movimientos básicos del cuerpo y, además, también puede entender perfectamente lo que le pidan que haga.
Eso sí, es importante que los pequeños que acuden a clase de yoga vayan motivados previamente, y que se sientan relajados mientras están en la sesión con el monitor.
Se recomienda que vistan ropa ligera y confortable, que no lleven calzado, y que los padres vigilen que el lugar donde se va a llevar la clase sea limpio, tranquilo, ventilado y silencioso.