Tener un hijo es una de las mayores aventuras en las que se puede embarcar una persona. Como tal aventura no está exenta de riesgos, penas, alegrías y… gastos. Desde el momento en que llegan al mundo, los bebés tienen una serie de necesidades que es necesario cubrir. Ese gasto no es tan grande como se suele pensar, mejor dicho, no tiene que ser tan grande.
Y es que los padres, especialmente los primerizos, suelen gastar más que lo que el niño realmente necesita.