Tener a un hijo ingresado en el hospital es una dura experiencia para cualquier familia, bien sea por un problema casual o por una enfermedad crónica lo cierto es que ante esa situación es necesario reorganizar todo el ritmo de vida, lo que puede no resultar fácil especialmente si ambos progenitores trabajan y además hay más niños en casa.
Cambiar horarios de trabajo o incluso faltar algunos días, buscar a alguien que cuide de los hijos que no están enfermos, que siempre haya alguien en el hospital… Son muchas las cuestiones a tener en cuenta y son además complicadas ya que no siempre se puede dejar a un lado el trabajo, debido al perjuicio económico que esto supondría para la familia, sin olvidar el parón en la carrera profesional.