Causas y diagnóstico de la sordera infantil

La sordera o hipoacusia tiene diferentes causas y no todas provocan el mismo tipo de sordera. La primera sería la sordera leve, donde solo hay problemas al escuchar voces con poco volumen o en ambientes ruidosos. Con una hipoacusia moderada hay problemas a la hora de escuchar voces en tono normal y también hay dificultades con la adquisición del lenguaje y la pronunciación de sonidos.

En la sordera grave solo se percibe la voz si es amplificada y no es posible el desarrollo del lenguaje sin ayuda, mientras que en la hipoacusia profunda la comprensión de la voz es casi nula y el lenguaje no se desarrolla de forma espontánea.


Un 50% de los casos de sordera es por causas genéticas


Los casos de sordera grave y profunda son causados en un 50 por cien por herencia genética, aunque también hay causas adquiridas y otras provocadas por malformaciones del aparato auditivo.

Los riesgos de tener un bebé sordo comienzan desde la etapa del embarazo, el hecho de que la madre sufra alguna enfermedad como la rubeola y el sarampión, especialmente durante los primeros 3 meses, puede provocar este problema. También otras enfermedades como la diabetes o el hipotiroidismo. Si la madre fuma, bebe o consume drogas, tendrá mayores posibilidades de que su hijo nazca con esta deficiencia. El consumo de algunos medicamentos tóxicos para el oído puede provocar malformaciones.

Pese a tener un embarazo sin complicaciones, los riesgos pueden llegar en el momento del parto. Los niños prematuros, con bajo peso o que han padecido sufrimiento fetal, son más propensos a tener problemas auditivos, también si al nacer tuvieron problemas respiratorios.

Hay ocasiones en que la sordera aparece con el tiempo, fundamentalmente debido al desarrollo de enfermedades como puede ser la meningitis, también las infecciones de oído o las paperas. En otros casos se produce lo que se denomina como sordera súbita debido al consumo algunos medicamentos, a la exposición a un fuerte ruido o a un golpe en la cabeza.


El tratamiento precoz es muy importante


En los casos en que se sospeche que el bebé puede tener algún problema de audición la detección precoz va a ser básica para el tratamiento. En los bebés de meses la prueba más efectiva son las otoemisiones acústicas. Para practicarlas el bebé debe estar calmado, se emite un sonido a través de un aparato que analiza el eco provocado en el sistema auditivo del niño, dando una respuesta positiva o negativa. Esta prueba es conveniente realizarla a todos los bebés, pero especialmente a aquellos con riesgo debido a factores hereditarios, problemas en el parto, meningitis o cualquier otro factor.

Los avances actuales permiten que cuanto antes se detecte el problema antes se pueda actuar de forma efectiva, existen tratamientos y medicinas que dan buenos resultados en bebés. Con un diagnóstico acertado y precoz es posible iniciar la rehabilitación con mejores posibilidades de éxito. Los problemas de audición causan trastornos y retrasos en el desarrollo cognitivo, emocional y social del niño, por ello es tan importante la actuación temprana, bien para corregir cuando sea posible, o bien para empezar a trazar las estrategias que seguiremos con el niño en los casos más graves.