Chófer, cocinero, compañero de juegos, masajista, educador… Entre las mil y una funciones que tienen que desempeñar los padres en relación a sus hijos, se encuentra también la de enfermero. Claro está que no vamos a acudir al médico ante cualquier corte o herida que se haga nuestro retoño, que van a ser muchas a lo largo de toda su infancia, por eso los padres acaban convirtiéndose en expertos enfermeros.
A base de práctica, saben limpiar heridas, curarlas y reconocer cuando algo no va bien.
Aunque para aquellos no iniciados todavía en estas artes no está de más tener algunas nociones básicas.