Dolor de espalda en los niños

El dolor de espalda no es solo cosa de adultos. Los niños también lo padecen, especialmente a partir de los 10 años, y si no se corrige su problema, este mal puede convertirse en crónico cuando se conviertan en adultos.

Uno de los factores que más pueden incidir en el dolor de espalda de un niño es su inactividad física.

Cuanto menos se mueve el niño, más se debilitan sus músculos, y más posibilidades hay de que padezca dolor de espalda.

Hay que tener en cuenta que los niños actuales tienen actividades de ocio que les hacen pasar muchas horas en una posición totalmente sedentaria. Si, además, no se sientan bien jugando con la consola, o haciendo otras actividades parecidas, corre el peligro de que su columna se dificulte, y pierda fuerza.

Haciendo algún tipo de deporte, los niños fortalecen los músculos de la espalda y ayudan a que la columna se mantenga recta.


Otras causas del dolor de espalda


No solo la falta de ejercicio incide en que los niños sufran dolor de espalda. Otros factores importantes también hacen que puedan padecer este problema, como la mochila escolar que llevan, y cuyo peso no debe superar el 10% de la masa corporal del pequeño.

Igualmente, es necesario tener en cuenta la importancia de elegir un colchón adecuado para su descanso. Hay que consultar con un experto cual es el más apropiado en referencia al peso y la talla del niño.


Qué hacer con el dolor de espalda de un niño


Si un niño tiene dolor de espalda durante más de dos semanas, debemos consultar con un médico, para saber si tiene la columna recta, o si padece cualquier otro trastorno, como una contractura muscular.

Uno de los principales consejos cuando ya ha aparecido el dolor de espalda, es evitar que el niño haga reposo absoluto. Se trata de una falsa creencia popular que solo consigue que su musculatura empeore. El niño debe llevar una vida normal y mantenerse tan activo como pueda para que sus músculos vuelvan a funcionar correctamente.

Por otra parte, un dolor de espalda normal debe desaparecer al cabo de poco tiempo. Si el niño se queja durante más de dos semanas, podemos pensar que tiene algún problema más importante, y es recomendable que acudamos a consultar al médico. Lo mismo puede ocurrir si el las molestias se repiten cada cierto tiempo, o si el pequeño tiene otros síntomas, como fiebre, o dolor que le impide hacer los movimientos más normales.

En estos casos, es imprescindible que se acuda a un traumatólogo especializado, para que valore el estado de la columna del pequeño, y diagnostique si existe una enfermedad más grave que una simple contractura muscular, con el objetivo de hacer un tratamiento cuanto antes mejor. Hay que recordar que un problema de espalda en la infancia puede tener consecuencias físicas que el niño llegue a arrastrar incluso en su vida adulta. Por lo tanto, la prevención debe ser básica a la hora de enfrentarse con este problema.