La salud de los huesos de los niños

Los huesos no son como los pies, la boca o las rodillas no vemos si les pasa algo, si crecen debidamente, si están más o menos fuertes… Pero eso no significa que no precisen atención, de hecho son una parte vital en el organismo y de su buena condición va a depender mucho la calidad de vida que se tenga cuando se llegue a la edad adulta.

Los huesos crecen con el niño al igual que el resto de su organismo, se calcula que se desarrollan hasta aproximadamente los 25 años, a partir de ahí comienza su proceso de deterioro, de hecho es en la edad adulta cuando oímos hablar de la famosa osteoporosis, una enfermedad que asociamos a gente mayor y que provoca que a la mínima caída los huesos sufran las consecuencias.


La osteoporosis y su relación con la infancia


Pero la osteoporosis comenzamos a trabajarla precisamente en la niñez y adolescencia, no es más que la pérdida de masa ósea que provoca que los huesos se vuelvan frágiles y se puedan fracturar ante la menor presión.

Esta masa ósea se ‘fabrica’ como decíamos hasta los 25 años, en este momento es cuando los huesos son más fuertes y resistentes, a partir de ahí todo serán pérdidas por lo que cuanto más sanos estén los huesos menos posibilidades habrá de que lleguen en malas condiciones a la edad adulta y la vejez.

Por lo tanto el objetivo principal debe ser crear hábitos sanos para formar huesos fuertes, estos hábitos pasan irremediablemente por la alimentación y la práctica del ejercicio. En lo que respecta a la alimentación en la dieta es imprescindible la presencia del calcio y la vitamina D, podemos pensar que la alimentación que damos a nuestros hijos es suficiente pata cubrir los requisitos que exigen unos huesos sanos, aunque no está de más asegurarse de ello.


El calcio en los huesos para los niños


El calcio debe estar presente todos los días, fundamentalmente se obtiene de la leche y los derivados lácteos, además, en función de la edad del niño las necesidades variarán por lo que puede que con un vaso de leche al día no sea suficiente. En general los menores de 1 año precisan en torno a los 250 mg/día de calcio, hasta los 8 años las exigencias se elevan a los 1000 mg y durante la adolescencia se recomienda que no bajen de los 1300 mg. Por lo tanto un vaso de leche al día, que supone unos 300 mg, no será bastante para un niño de 10 años. Además de la leche hay otros alimentos ricos en calcio a los que se debe recurrir, es el caso del queso, el yogurt y pescados como las sardinas o el salmón.

El ejercicio es el otro eje básico para lograr unos huesos sanos, estos, al igual que los músculos, se fortalecen con la actividad física, por tanto mientras más ejercicio se haga más fuertes estarán. En general es bueno cualquier tipo de deporte aunque aquellos en los que se debe llevar la carga del propio cuerpo resultan más recomendables para los huesos. Correr, jugar al fútbol o bailar, ayudan a desarrollar densidad ósea.