Las quemaduras y las ampollas de los niños

Las quemaduras de los niños, y las ampollas que aparecen como consecuencia, tienen su principal origen en accidentes ocurridos en el ámbito doméstico. Se pueden producir por el contacto de la piel con fuego, líquidos calientes, productos cáusticos o químicos, electricidad y el sol.

Según el grado de extensión y profundidad de la lesión, se distinguen tres tipos de quemaduras:

– De primer grado, que son superficiales y no presentan ni desgarros de piel, ni la formación de ampollas.

– De segundo grado, en las que se pierde epidermis, y aparecen ampollas, dolor y exudación de la piel.

– De tercer grado, que son las más graves.

En estos casos, se pierde dermis y epidermis, pero no se siente dolor porque se han lesionado las terminaciones nerviosas de la zona.


Proceso para curar una quemadura leve a un niño


Para curar la quemadura de un niño hay que empezar por enfriar la piel lesionada, colocándola bajo el chorro de agua fría. A continuación, se limpia la herida con suero fisiológico, y arrastrando los restos de impurezas. Una vez hecho esto, se deja secar al aire libre unos minutos y, entonces, se aplica un gel antiséptico, como la clorhexidina. Ya una vez seco, se cubre la quemadura con una gasa estéril o un apósito hidrocoloide, evitando siempre que se pegue a la herida.

Es importante repetir este proceso – y, de paso, comprobar el estado de la quemadura- cada 12 horas.


Cómo curar una ampolla de un niño


Las ampollas surgen como consecuencia de una quemadura y son una acumulación de líquido que queda inmóvil entre la dermis y la epidermis.

Para curar una ampolla, lo primero que hay que hacer es limpiarla con suero fisiológico, sin frotarla. Después se aplica un antiséptico, y se procede según las características de la ampolla.

Si el líquido que contiene en su interior es limpio, se abrirá y se vaciará, dejando una buena abertura, para que no vuelva acerrarse en falso. Se aplicará, entonces, un tratamiento para quemaduras y se tapará con una gasa o apósito estéril.

En el caso que el líquido de la ampolla contenga pus, se abrirá y se recortará toda la piel que la recubre. Se limpiará con suero fisiológico, y se aplicará el tratamiento farmacológico correspondiente. Después, se tapará con la gasa habitual.

En ambos casos, debe revisarse el aspecto de la herida al cabo de unas 12 horas.


Consejos a la hora de curar la quemadura de un niño


Cuando se va a curar la quemadura que se ha producido un niño, hay que tener en cuenta algunos consejos prácticos que harán que el proceso sea más fácil, y no presente complicaciones:

– Si se usa antisépticos trasparentes, es más fácil controlar el aspecto de la herida.

– No emplear alcohol para desinfectar heridas abiertas, ni algodón para limpiarlas

– No soplar sobre la herida

– No colocar esparadrapo directamente encima de la quemadura, y tener cuidado al desprender los apósitos, por muy bien colocados que estén.

– Es importante que se acuda al médico si el niño sigue teniendo dolor (aunque se haya tomado un analgésico), si la quemadura es de de 2° grado mayor a 3 cm, y si es fruto de haber entrado en contacto con alguna sustancia química, como la lejía.