Las quemaduras de los niños, y las ampollas que aparecen como consecuencia, tienen su principal origen en accidentes ocurridos en el ámbito doméstico. Se pueden producir por el contacto de la piel con fuego, líquidos calientes, productos cáusticos o químicos, electricidad y el sol.
Según el grado de extensión y profundidad de la lesión, se distinguen tres tipos de quemaduras:
– De primer grado, que son superficiales y no presentan ni desgarros de piel, ni la formación de ampollas.
– De segundo grado, en las que se pierde epidermis, y aparecen ampollas, dolor y exudación de la piel.
– De tercer grado, que son las más graves.
En estos casos, se pierde dermis y epidermis, pero no se siente dolor porque se han lesionado las terminaciones nerviosas de la zona.