El asma es una de las enfermedades más habituales hoy en día en los niños, de hecho la padecen más de un millón de menores de 18 años. Consiste en la inflamación crónica de las vías respiratorias que ante determinados estímulos reaccionan contrayéndose u obstruyéndose y provocando por tanto que el aire circule con dificultad, lo que causa al afectado fatiga, sensación de ahogo y respiración entrecortada.
El asma es una de las consecuencias de la exposición a determinadas sustancias o elementos a los que el niño es alérgico.
Entre las causas más habituales estarían los ácaros del polvo, el polen, los hongos o los animales. También se pueden provocar crisis asmáticas ante determinados alimentos o medicamentos si el niño es alérgico a ellos. En ocasiones el niño es asmático porque durante su primera infancia ha sufrido repetidas infecciones virales, si tiene un historial familiar de asma, si está continuamente expuesto al humo del tabaco o si padece dermatitis atópica o rinitis.