La poliomielitis – que se conoce normalmente como polio – es una enfermedad de origen vírico que, hasta hace unas décadas, tuvo una gran incidencia en todo el mundo, causando tanto muerte como parálisis en millones de niños.
La polio afecta sobretodo a niños y bebés, aunque puede llegar en algunas ocasiones a atacar a personas mayores.
Consiste en un virus que se transmite de las heces al agua que bebe otra persona, y por la respiración. Por lo tanto, uno de los principales motivos para su aparición es la falta de higiene.
Cuando la polio entra en un organismo, ataca su sistema nervioso, el principal responsable de la movilidad de las personas. Ésta es la razón por la que sus efectos son tan sumamente devastadores para quien la padece. De hecho, dependiendo de su nivel de afectación, puede provocar desde una meningitis, a una parálisis parcial o total o, incluso, paralizar los músculos necesarios para respirar y las otras funciones vitales, llegando a provocar la muerte.