Síntomas y características del Asperger

El síndrome de Asperger es un trastorno relativamente nuevo y desconocido para muchos. Fue descubierto en 1994 por el doctor Hans Asperger que primero lo denominó psicopatía autista. Y es que como tal pertenece al espectro de las enfermedades autistas, aunque con un menor grado de afectación lo que hace que no sea sencillo de diagnosticar y que muchas veces pase desapercibido, catalogando a los que lo padece como personas un tanto peculiares pero que son capaces de llevar una vida normal con el apoyo preciso.

El Asperger se caracteriza porque las personas que lo padecen tienen un estilo cognitivo propio, esto es, ven y analizan las cosas desde un prisma distinto a los demás, también suele ser común que presenten habilidades especiales.

Su inteligencia es normal, incluso superior a la media, pese a todo presentan dificultades a la hora de relacionarse con el resto.


El mayor problema del síndrome de Asperger es comprender el lenguaje contextual


Y es que su mayor problema es que no acaban de comprender como funciona la comunicación no verbal, interpretan el lenguaje de forma literal y les cuesta procesar conceptos abstractos. En sus conductas y formas de pensar suelen ser inflexibles y no interpretan bien los sentimientos y emociones, tanto los suyos como los de los demás. En definitiva esto hace que no entiendan la sociedad que les rodea, por lo tanto pueden llevar a cabo comportamientos inadecuados que les causan problemas en los diversos ámbitos en que se desenvuelven.

En cuanto a los niños, así como a los autistas se les identifica de forma temprana y con más facilidad, no ocurre igual con el Asperger. El niño no tiene ningún retraso en el lenguaje y su inteligencia es también normal por lo que muchas veces hasta pasados los cuatro años no se detecta que hay un problema, que tiene que ver normalmente con sus problemas a la hora de relacionarse con los demás.


Síntomas del síndrome de Asperger


Pese a todo hay una serie de síntomas que permiten identificar a un niño con este trastorno. En general para reconocerlo los especialistas siguen un cuadro de características y comportamientos del niño. Entre los más destacados está el retraimiento, un contacto ocular anormal, la incapacidad gestual, no girarse al escuchar su nombre, la falta de interacción en el juego o el poco interés por sus iguales. Normalmente son aspectos que se pueden observar ya a partir de los tres años. Para confirmar el diagnóstico se realizan exámenes de tipo físico, emocional y cognitivo a fin de comprobar si hay alguna otra causa que motive ese peculiar comportamiento.

Una vez establecido el trastorno se empieza a trabajar con el, no hay cura para el Asperger ya que se trata de un problema neurobiológico, del que tampoco están aun muy claras sus causas, lo que se hace es trabajar con un equipo multidisciplinar en el que psicólogos, neurólogos, pediatras o logopedas buscan el mejor tratamiento para facilitar la vida del afectado. Entre otras cosas se trabajan con el niño sus emociones así como las interacciones sociales, todo ello intentando evitar el aislamiento del menor y que este pueda llevar una vida lo más normal posible.